El Fondo Monetario Internacional ya ha manifestado en reiteradas ocasiones las dos grandes debilidades del mercado laboral español: la dualidad entre temporales e indefinidos y la insuficiencia de productividad.
La política laboral es una cuestión muy complicada con la que los sucesivos gobiernos hacen una y otra vez campaña electoral pero que rara vez se toca, debido a que influye de forma significativa en todos los sectores económicos del país. Es una «patata caliente» muy difícil de manejar, ya que cualquier cambio generará fuertes disensiones en unos u otros sectores. La última reforma laboral de relevancia se realizó en el año 2012, bajo un contexto muy complicado de una atroz crisis económica.
Sin embargo, las reformas laborales se han limitado a grosso modo a un mero tira y afloja cuantitativo en torno a los días de indemnización por despido y el poder de negociación de los sindicatos en los convenios colectivos, pero nunca se ha llevado a cabo una reforma integral del sistema que proponga un modelo nuevo y que ataje de raíz los defectos estructurales que arrastramos y que hacen de España el segundo país de la UE con mayor tasa de paro.
Y aquí entra en en juego el sistema laboral conocido como “mochila austriaca”. Pero primero preguntémonos, ¿qué es?
La mochila austriaca, llamada así por ser el modelo laboral implantado en Austria en 2003, consiste en que, en vez de desembolsar una indemnización por despido cuando se prescinde de un trabajador, la empresa mensualmente aporta a un fondo de capitalización determinada cantidad de dinero (en Austria es el 1,53% del salario) y el trabajador se lleva consigo ese fondo cuando cambia de empresa. Si es despedido, se puede cobrar dicho fondo o no, y si se llega a la edad de jubilación sin haberlo usado, se puede utilizar como complemento a la pensión. Para decirlo más claro, en vez de establecer una indemnización por despido se crea un fondo mensual que se puede cobrar si eres despedido.
Analicemos las ventajas que este sistema tendría para el mercado laboral español:
Haría mucho más fácil la contratación acabando con la dualidad entre indefinidos y temporales: Actualmente, tenemos un sistema muy descompensado con trabajadores indefinidos con una alta protección a los cuales es muy costoso despedir y con trabajadores temporales sin ninguna protección. Esto provoca que aproximadamente un 90% de los nuevos contratos que se firman sean temporales y que haya una masa considerable de trabajadores de en torno a 4,4 millones que se encuentran desprotegidos y que sufren enormemente en los momentos de crisis económica. Así mismo, los procesos de contratación de indefinidos son lentos e ineficientes porque las empresas son conscientes de que realizan una fuerte inversión económica. También da lugar a un fraude de ley masivo donde muchas empresas, sobre todo las que se encuentran en sectores con bajo valor añadido, contratan a trabajadores de forma temporal y cuando llegan al tope en el que deben hacerlos indefinidos contratan a otro trabajador diferente, lo cual origina una precariedad sistémica en los grupos poblacionales más vulnerables. Con la mochila austriaca, todos los trabajadores empiezan a generar su indemnización desde el mismo momento en el que son contratados, por lo que indefinidos y temporales tienen igual protección. De igual modo, al eliminar el desembolso especial que tiene el despido a un indefinido, todas las contrataciones a largo plazo se agilizarían haciendo mucho más eficiente a la contratación.
Favorecería la movilidad de los trabajadores entre empresas y, por tanto, la productividad: Actualmente, muchos trabajadores rehúsan de aprovechar buenas oportunidades laborales para no perder los derechos laborales adquiridos por «x» años trabajados en su empresa. Esto provoca que haya muchos profesionales desaprovechados o insatisfechos, de modo que de forma global hace al mercado laboral español menos productivo. Con esta reforma no existiría ese miedo, ya que el individuo se llevaría su indemnización a la siguiente empresa, por lo que los trabajadores se moverían mucho más buscando oportunidades que realmente les motiven y haría a nuestra economía mucho más competitiva de forma transversal.
Las empresas serían mucho más resistentes en los momentos de crisis económica: En las sucesivas crisis económicas que ha atravesado España siempre ha sucedido que las empresas ven reducidos sus ingresos y deben reducir sus gastos, pero al tener que despedir trabajadores muchas no pueden asumir los costes de las indemnizaciones y tienen que cerrar. Esto produce un efecto de arrastre en toda la economía, porque si se expulsa a muchos trabajadores al paro se reduce enormemente el consumo, lo cual reduce aún más los ingresos de las empresas, lo que a su vez repite todo el proceso anterior una y otra vez. Al ir aportando las indemnizaciones por despido de una forma periódica, controlada y predecible, en las crisis económicas las empresas no tendrían que hacer grandes desembolsos, lo cual haría mucho más fácil su supervivencia y mitigaría enormemente las destrucciones masivas de empleo que se producen en los ciclos decrecientes.
Permitiría a las empresas prescindir de trabajadores a los que no despiden únicamente por el coste de la indemnización: Actualmente, muchas empresas mantienen a trabajadores que han dejado de ser productivos únicamente porque sería muy costoso sacarlos de la organización, al ir sufragando la compañía la indemnización por despido de forma gradual y no suponer éste un desembolso económico, las empresas podrán ajustar sus plantillas continuamente de acorde a sus necesidades actuales.
Pero como siempre, nada es tan fácil cómo parece. Tanto PP, como PSOE, como Ciudadanos han defendido esta reforma en algún momento, pero finalmente nunca se aplica porque la forma de implementarlo es compleja. Si se introdujera la reforma de golpe, millones de trabajadores verían perdido su derecho a la indemnización por despido. Si se introduce sin eliminar los derechos por las indemnizaciones de los días ya trabajados, las empresas verían sus costes laborales enormemente incrementados. Si se hace de forma que sea el Estado el que vaya aportando el coste de este fondo de capitalización hasta culminar la transición al nuevo sistema, las paupérrimas cuentas de la Seguridad Social serían llevadas más al límite. Tampoco me convencen los sistemas mixtos entre indemnizaciones y el fondo, pues eliminarían los enormes incentivos que trae consigo la mochila.
Y aquí es donde traigo algo que considero novedoso. He articulado un método de implementación que creo es el más justo y que equilibra el desembolso entre estado, trabajador y empresa lo máximo posible.
El sistema es el siguiente: se dispone de una fecha, a partir de ahí se creará el fondo para todos los trabajadores y dejarán de contarse los días para las indemnizaciones por despido. El fondo saldrá entre un descuento a su sueldo a los trabajadores y una aportación del Estado, sufragando cada uno la mitad, pero las empresas se verán obligadas a costear la indemnización por despido correspondiente al tiempo contabilizado antes de la reforma en caso de darse. Esta situación transitoria durará el tiempo de antigüedad que tenga el trabajador antes de la mencionada reforma, una vez agotado este tiempo se anulará la indemnización por despido y pasará a ser la empresa la que asuma el coste del fondo de capitalización. Se tendrá que hacer un estudio sobre el porcentaje a aportar, en Austria es del 1,53%, aunque España es un país donde históricamente se ha protegido más al trabajador, por lo que se deberá ajustar para que no suponga un shock que impida la ejecución de la reforma.
Veámoslo con un ejemplo: María entró en Complementos S.L. de administrativa el 1 de enero de 2018, su salario bruto es de 1.200€. A modo orientativo vamos a decir que se estipula en un 3% la cuantía de la aportación.
A partir del 1 de enero de 2020 se aplica la reforma. Cada mes se ingresaría en el fondo de capitalización 36€, de los cuales 18 salen del Estado y 18 del sueldo de María. Durante los dos años siguientes el Estado y María aportarán los recursos a ese fondo, si durante ese tiempo la empresa despide a María, deberá abonar la indemnización por despido equivalente a la legislación laboral anterior por el tiempo trabajado de dos años. A partir del 1 de enero de 2022, la empresa deberá aportar los 36€ mensuales de la cuantía del fondo y la indemnización por despido queda cancelada.
De optar por ese 3% que proponía, el Estado debería abonar el 1,5%, lo cual supondría asumir unos 8.000 millones iniciales de inversión, pero esta cantidad se iría reduciendo de forma gradual conforme se vaya completando la transición y el beneficio de hacer a nuestro mercado laboral mucho más eficaz y eficiente sería mucho mayor. Más bien el coste de oportunidad de no implementarlo y seguir teniendo un sistema laboral dual y poco competitivo es bastante más inasumible.
Soy consciente de que habrá controversia por parte de los sindicatos ya que de despedir a un trabajador con la legislación actual la cuantía sería mayor que con ese 3% orientativo. De acorde al ejemplo, con la nueva reforma cada año se añadirían al fondo 432€, mientras que con un despido procedente con 20 días por año trabajado serían unos 800€, y en el caso de ser improcedente con 33 días se elevaría hasta los 1320€. Sin embargo, se puede argumentar que con la antigua legislación laboral el dinero que recibía el trabajador se abonaba sólo en caso de despido, aquí los trabajadores recibirían un dinero siempre por cada día que coticen trabajen en la empresa que trabajen.
En conclusión, que España se mueva siempre en unos niveles de desempleo tan altos, incluso en las épocas de bonanza económica, se debe a factores estructurales que no se solucionaran con reformas que introduzcan parches o que se limiten a lo meramente cuantitativo. Es necesario un cambio integral del sistema, y por las razones expuestas creo que este es el apropiado. Como dijo Einstein, “locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar un distinto resultado”, ¿y si probamos a hacer algo distinto para tener un distinto resultado?
Bibliografía:
-Informe sobre empleo del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, 15/10/2019
-“La mochila austriaca, ¿una idea viable para España?” por Marc Fortuño, economista, Febrero 2019
Las mochilas del decathlon no me entusiasmaron, existe alguna otra opcion?